Hace unos días me llegó por un grupo de Whatsapp la siguiente imagen. Más allá del chiste, creo que es muy acertada.
Escrito por Marie-France Bourgeois, Gerente de Marketing de GeneXus Consulting.

El escenario actual sin dudas forzará y acelerará los procesos de transformación digital de muchas empresas y organizaciones. Pero estoy afín con la afirmación que sostiene que las crisis generan oportunidades.
La repentina irrupción del COVID-19 rompió con todo pronóstico sobre esta aceleración; las empresas tuvieron que adecuar sus procesos para poder trabajar de forma remota. La mayoría no tenían mecanismos definidos para el teletrabajo y por necesidad tuvieron que adaptarse forzosamente.
Hasta este momento, algunos líderes de negocio y TI se enfrentaban con éxito diverso al desafío de generar el “sentido de urgencia” necesario para lograr la transformación digital en sus organizaciones. La llegada del Coronavirus lo ha generado instantáneamente, obligándolas a hacer las cosas de manera diferente y lo más eficientemente posible de la noche a la mañana, generando en el acto ese sentido de urgencia.
Pero lo más interesante de este fenómeno es que, a corto plazo y precipitadamente, deberán tomar conciencia sobre cuáles procesos son pasibles de digitalizar y evaluar la mejor manera de trabajar colaborativamente mediante tecnología para darle continuidad a su negocio.
Después de la crisis, no habrá retroceso en este sentido. Es un hito importante que marcará la evolución digital de muchas empresas.
El despegue de diferentes tecnologías y su aceleración tienen impacto mundial. Las soluciones para garantizar la continuidad del negocio se han generalizado, y la tasa de absorción de tecnología se ha incrementado exponencialmente.
Sin embargo, para dar un paso más hacia una verdadera transformación, tiene que haber una predisposición hacia este camino, impulsado por la cultura organizacional y forma de ser de sus líderes y colaboradores.

Factor clave: la fortaleza digital y el trabajo colaborativo
Embarcarse en un proceso de transformación digital supone tener en cuenta un aspecto fundamental: la fortaleza digital. Esto significa que hay que prepararse para diseñar y ejecutar nuevos modelos de negocio, partiendo de la experiencia de los usuarios y asegurando aspectos como la calidad y la seguridad; capacidades que difícilmente podamos tenerlas todas en el equipo interno de la empresa. De ahí la necesidad de contar con capacidades externas que se integren y trabajen en forma colaborativa con nuestro equipo.
Los constantes cambios del ecosistema digital demandan nuevas formas de gestionar los procesos. En este sentido, la transformación digital difícilmente sea un camino que pueda emprenderse solo. Es importante contar con la visión de un agente neutro y externo a la organización, capaz de aportar no solo su conocimiento sobre nuevos modelos y tendencias, sino que además tenga un verdadero entendimiento de nuestro negocio, para trazar una ruta de evolución digital propia y brindar soluciones adecuadas a nuestra realidad.
Es clave encontrar aliados tecnológicos que tengan una visión de negocio integral y estratégico en su adn, para integrarlo como brazo ejecutor de las soluciones tecnológicas y herramientas adecuadas, y nos apoyen en las distintas etapas de implementación de un proyecto.
Pero esta búsqueda no es una decisión que deba tomarse a la ligera, ya que establecer un vínculo a largo plazo es una buena manera de optimizar los recursos económicos y humanos de la organización, y capitalizar todo el conocimiento que adquiera sobre nuestro negocio y el sector en el que nos movemos.
El cambio del ecosistema también conlleva el cambio en los comportamientos de las personas, sus costumbres, formas de consumir y relacionarse. Cambian las formas en que nos trasladamos, educamos o sociabilizamos. También nuestros hábitos de compra o la utilización de servicios como el banco, el turismo o sistema de salud. Todo intermediado por la tecnología.
Observar y entender estas nuevas rutinas, son el principal insumo para cualquier proyecto de tecnología que se emprenda, centrado en las personas y no en el producto o servicio que ofrecemos. La detección de los dolores que puedan estar afectándonos y las soluciones que desarrollemos, siempre deben buscar la mejora de la experiencia del cliente, razón de ser de nuestro negocio.
Es importante tener en cuenta que este proceso de transformación no es estático, sino que se debe integrar como parte de la cultura empresarial y adoptar una actitud permanente de ¨modo learning¨. Esto significa estar dispuesto a cambiar y aprender sobre la marcha, capitalizar ese aprendizaje y estar preparados para nuevos cambios que volverán a desafiarnos. Este es el escenario actual al que debemos acostumbrarnos.
Escrito por Marie-France Bourgeois, Gerente de Marketing de GeneXus Consulting.
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